sábado, 18 de junio de 2016

Einstein, el músico que no sabía contar





Al igual que Woody Allen encuentra en el clarinete un disfrute impagable a la vez que una válvula de escape a la tensión del día a día, o Ingres tocaba el violín con gran maestría para relajarse de su oficio de pintor, lo mismo le ocurría a Albert Einstein con el violín, tanto que este no dudaba en manifestar: 

“Si no fuera físico, probablemente sería músico. A menudo pienso en música. Vivo mis sueños en música. Veo mi vida en términos musicales. No  puedo decir si habría podido hacer alguna pieza creativa de importancia en la música, pero sí sé que lo que más alegría me da en la vida es mi violín”. 

"Una mesa, una silla, un plato de fruta y un violín, ¿qué más se necesita para ser feliz?"

La madre de Einstein, Pauline, tocaba el piano y transmitió a su hijo un profundo amor por la música, de hecho Einstein empezó a recibir clases de violín y piano a la temprana edad de seis años e incluso llegó a componer alguna pequeña pieza. 

No es que fuera Einstein un grandioso instrumentista, pero si lo suficientemente diestro para regocijarse de la música en compañía de otros maestros tocando piezas para varios instrumentos. Sus compositores favoritos eran Bach y Mozart en los que encontraba una perfección divina, pero la anécdota que paso a contar le ocurrió ensayando un cuarteto de Haydn. 

A Einstein le resultaba imposible entrar a tiempo en uno de los movimientos, o se adelantaba o se atrasaba sin remedio, El director del cuarteto desesperado ante los continuos errores del gran genio de las matemáticas le increpó: "Albert, tienes un grave problema: ¡No sabes contar!". Y seguro que agachó la cabeza y lo admitió.


Para los curiosos que quieran escuchar como se las apañaba Einstein con su violín os dejo esta grabación de la Sonata para violín nº 26 - K 378 de su admirado Mozart.