miércoles, 18 de noviembre de 2015

"Manos Peligrosas" - 1953 - Samuel Fuller



Hasta el último momento no estuvo claro quién sería la actriz que protagonizaría "Manos peligrosas" ("El rata" en Argentina) y se desecharon para este rol a Marilyn Monroe, que ese año ya había mostrado sus dotes como mujer fatal en "Niagara", tampoco obtuvo el placet Ava Garner que si bien fue una mala malísima en el rol de Kitty Collins en "Forajidos", aquí parecía demasiado glamourosa para un rol en los bajos fondos que exigía una mujer un poco menos sofisticada; tampoco tuvieron suerte Shelley Winters o Betty Grable,  de hecho incluso Jean Peters, la que finalmente fue elegida para el papel, fue en un principio tachada de la lista. 

Solo cuando Fuller la vió andar por el estudio, poco antes de que empezara la producción, reparó que tenía una forma de moverse que le recordaba mucho a como andaban muchas prostitutas. Esa singular cadencia de su "tren inferior" le valió uno de los mejores papeles de su vida y de hecho Fuller no olvida esta inspiración divina en algunas de las secuencias del film, entalladita en su traje blanco a juego con zapatos y bolso, caminando resueltamente por la calle. Queda por saber qué opinaba Jean Peters de este curioso método de casting para el que tuvo que utilizar bien poco sus recursos actorales.

Anécdotas aparte, no hay duda de que "Manos peligrosas" (1953) es una de las mejores películas de la historia del cine negro, pero también es cierto que es difícil entender el exacerbado anticomunismo que destila si no reparamos en el momento histórico en el que fue realizada.  Al comenzar los años cincuenta, los rusos hacen pruebas con sus primeras armas nucleares, haciéndoles ver a los norteamericanos que son un enemigo poderoso con los dientes bien afilados,  que además podría aliarse fácilmente con China en donde acababa de triunfar el comunismo. Hitler había pasado a la historia y para los americanitos el nuevo Satanás vestía de rojo y tenía una hoz y un martillo en la mano. Los traidores a la patria estaban de moda y en el mismo año de la película, 1953, serían ejecutados Julius y Ethel Rosenberg acusados de espionaje. Era el caldo de cultivo ideal para el Macarthismo y la caza de brujas que por aquellos años vivía su época dorada en Hollywod.  "Manos peligrosas" es de 1953 y en ella se recoge toda esta inquietud ante el ascendente poderío de los "rojos", además de mezclarlo con la inquietud que provocaba la delincuencia que parecía adueñarse de las calles de las grandes ciudades. 

Samuel Fuller se vale de un guión sensacional, obra de él mismo, para que toda esta propaganda política sea digerible y disculpable y quede milagrosamente bien engarzada en una obra de arte incontestable. De hecho se logra tal grado de excelencia en la historia que consigue que creamos a un personaje como Moe, a la que da vida Thelma Ritter, capaz de delatar sin un atisbo de duda a un buen amigo por unos cuantos dólares para pagarse una tumba digna en la que descansen sus huesos, pero que es incapaz de traicionar a su país por varios cientos e incluso acepta morir y enfrentarse a su mayor miedo, que sus huesos descansen en una fosa común, antes que ayudar a los enemigos de su país. Ella misma es la que dice: "Una cosa es ser un ratero y otra ser un traidor".  

La película,  financiada por la Fox,  se rodó con un presupuesto más que corto y en apenas 20 días,  a Fuller parece que no le hicieron falta más para rodar carta de nacimiento a la que a buen seguro es su mejor obra. Como dice José Luis Garci en su libro "Noir":  "Fuller  te agarra de la solapa cuando el proyector se pone en marcha y ya no te suelta hasta el The End. Cree tanto en lo que está contando, que te hipnotiza y te deja sin capacidad de reacción, seas de la ideología que seas. Fuller es cine, mejor o peor, pero cine".  Y en este caso añado yo, cine del mejor.

Thelma Ritter es el gran motor de la película, una secundaria de lujo, (estuvo nominada en seis ocasiones y en ninguna le dieron el Oscar) y es ella la que protagoniza las mejores escenas de la película, aparte claro está, de la del robo en el metro con la Peters y el Widmark, que es sencillamente espectacular. 
Probablemente este rol como Moe Williams, se la mejor actuación de la gran Thelma Ritter, una singular vendedora callejera de corbatas baratas, que sabe la vida y milagro de todos los buscavidas de la ciudad, información que bien remunerada puede estar a disposición de quien le subvencione convenientemente una parte de esa tumba que ansía para sí misma. Y es que Thelma no los vende por vicio o amor al dinero, al contrario, guarda con mimo un pequeño fajo de dólares, con el que espera pagarse una buena tumba que le haga olvidar las estrecheces que tuvo que soportar para poder pagarla. Curiosamente sus amigos, los delatados, no se lo reprochan excesivamente, y la estiman, saben que es su manera de sobrevivir y que ese pequeño soplo solo adelanta un poco de tiempo el hecho de que los atrapen. ¡C'est la vie!

La protagonista de la película es la piratilla de Jean Peters, la actriz que consiguió llevar al altar a todo un conquistador como Howard Hughes y además mantenerlo a su lado durante 14 años. Aquí da vida a una fierecilla vestida de un blanco radiante y que ese mismo año había adoptado el rol de buena chica en Niagara.  En  "Manos peligrosas" su personaje se llama Candy, pero no se equivoquen, esta lady no tiene nada de candida, es la cruz de aquella de las cataratas. Esta  sabe muy bien  lo que tiene que hacer para conseguir lo que quiere  y de hecho no le importa besar apasionadamente a un raterillo de poca monta como Skip McCoy (Richard Widmark) segundos después de que este le propinara un puñetazo que en un ring le podría haber dado un campeonato.  Y es que Widmark, el carterista, que lía todo este embrollo robando unos microfilms con información sensible, cuando pensaba que tan solo había robado una cartera más, es como en otras de sus películas (recordemos "El beso de la muerte") un ser brutal, que en un momento de la trama le da una soberana paliza a la Peter. De hecho el guión tuvo serios problemas para pasar la censura por lo extremada violencia con la que se trata a Candy, de hecho resultó preciso retocar las escenas más duras hasta hacerlas masticables por el Código Hays. Pero violento o no, Richard Widmark sabe, una vez más hacer creíble y rotundo a su personaje y atraparnos con su forma de hacer y actuar. Curiosamente tanto la Peters como Widmark acabarán impidiendo que la información llegue a manos del enemigo, pero no por amor a su país, sino por amor del uno por el otro. Solo de una manera difusa, Moe, el personaje al que da vida Thelma Ritter, parece hacerlo en aquel sentido. Al menos eso se desprende de esa sensacional escena en la que se encuentra, esperándola, al traidor en su casa:

Moe - ¡Qué desea usted señor?
Traidor - El nombre y dirección que dio usted de un ratero esta noche...  Ahí van 100 para que recuerde...
Moe - Tiene mucho interés...
Traidor - 500...
Moe - ¿De qué está hecho ese tipo de diamantes?
Traidor - ¡Dígame su dirección!
Moe - Tal vez recuerde dentro de un par de días
Traidor - Tal vez no esté usted aquí dentro de un par de días...
Moe - ¿Es que me amenaza usted con matarme?  Hago preguntas tontas...   soy una estúpida.
Traidor - ¿Por qué no quiere decírmelo a mi? ¡Usted vendería a cualquiera por un botón!
Moe - Si. Pero no a usted señor. 
Traidor - ¡Oiga no puedo perder tiempo!
Moe - ¿Usted no puede perder tiempo? Oiga señor, cuando usted ha venido esta noche ha encontrado a una mujer sola... cansada, acabada.  Eso le puede pasar a todo el mundo. A usted le pasará algún día... en mi influye todo. Mi espalda, las jaquecas... no duermo por las noches. Es difícil levantarse por las mañanas y vestirse, callejear, subir escaleras... y así todo el tiempo. ¿Pero qué voy hacer dejarlo? He de ganarme la vida para poder morir... pero ni un buen entierro merece la pena si es a costa de tratar con gente como usted.  Yo sé lo que usted busca...
Traidor - ¿Qué sabe usted?
Moe - Que ustedes los comunistas buscan una película que no es suya. 
Traidor - Acaba usted de cavar su sepultura. ¿Qué más sabe usted?
Moe - ¿Qué que se yo? ¿De los comunistas? Tan sólo sé una cosa. Que los aborrezco...no tendré el entierro que yo quería. Lo intentaré. Oiga señor estoy tan cansada que me haría un favor volándome la cabeza....

Pues eso, espías, ladrones, delatores, policías listos, mujeres insinuantes, sombreros de ala ancha, excelente blanco y negro, grandes actuaciones, una banda sonora a la medida (que no logro encontrar)....  ¿Se puede pedir más?




Título original: Pickup on South Street
Año: 1953

Duración: 80 min.

País: Estados Unidos

Director: Samuel Fuller

Reparto: Richard Widmark, Jean Peters, Thelma Ritter, Richard Kiley, Murvyn Vye, Milburn Stone, Willis Bouchey, Harry Tenbrook, Parley Baer, Virginia Carroll, Wilson Wood

Guión: Samuel Fuller (Historia: Dwight Taylor)

Música: Leigh Harline

Fotografía: Joe MacDonald  - Blanco y negro

Productora: 20th Century Fox