sábado, 17 de agosto de 2013

Arthur Miller.- Muerte de un viajante




BIFF: ¡Desde que salí del instituto, me han echado de todos los empleos por robar!
WILLY: ¿Y quién tiene la culpa?
BIFF: ¡Y nunca he llegado a ninguna parte porque me llenaste tanto la cabeza de pájaros que no puedo aceptar órdenes de nadie! ¡Ya ves de quién es la culpa!
WILLY: No me puedo creer lo que estoy oyendo.
LINDA: ¡Basta, Biff!
BIFF: ¡Ya era hora de que lo oyeses! Tenía que ser un pez gordo en quince días, para satisfacción del jefe. Pues bien, ¡eso se acabó!
WILLY: ¡Entonces ahórcate! ¡Por odio, ahórcate!
BIFF: ¡No! ¡Nadie va a ahorcarse, Willy! Hoy he bajado corriendo once pisos con una pluma en la mano. Y de repente me detuve, ¿me oyes? En medio de aquel bloque de oficinas, ¿sabes?, me detuve y vi... el cielo. Vi las cosas que amo en este mundo. El trabajo, la comida y tiempo para sentarme y fumar. Y miré la estilográfica y me pregunté para qué diablos la había robado. ¿Por qué trataba de convertirme en lo que no quiero ser? ¿Qué estoy haciendo en una oficina, como un necio despreciable que pide limosna, cuando todo está ahí fuera, esperando el momento en que yo diga que sé quién soy? ¿Por qué no puedo decir eso, Willy? (Intenta lograr que Willy le mire a la cara, pero Willy se aparta y va hacia la izquierda.)
WILLY (con odio, en tono amenazador): ¡La puerta de tu vida está abierta de par en par!
BIFF: ¡Soy un don nadie, papá, lo mismo que tú!
WILLY (volviéndose hacia él sin poder dominarse): ¡Yo no soy un don nadie! ¡Soy Willy Loman, y tú eres Biff Loman!
(Biff se acerca a Willy, pero Happy se interpone. Enfurecido, Biff parece a punto de atacar a su padre.)