domingo, 21 de julio de 2013

Franz Kafka.- Carta al padre



"Sólo guardo memoria directa de un episodio de mis primeros años. Quizá también tú lo recuerdes. Una noche no cesaba de lloriquear pidiendo agua. . Estoy seguro de que no lo hacía porque tuviera sed, sino, tal vez, en parte por incomodar y en parte para distraerme. Como tus gritos de amenaza no tenían efecto, me sacaste de la cama, me llevaste a la terraza y allí me dejaste un rato solo, en camisón, ante la puerta cerrada. No diré que estuvo mal hecho -tal vez no hubiera otra forma de restablecer la calma nocturna-, pero, si lo menciono,  es porque resulta típico de tus métodos educativos y de su efecto en mí. Me atrevo a decir que, después de aquello, fui muy obediente durante ese periodo de mi vida, pero quedé herido en lo más profundo. Lo que para mí era natural, el pedir agua sin más ni más, y, como resultado, el extraordinario terror de que me sacases afuera, fueron dos cosas que, al ser yo como era, en el fondo nunca pude relacionar. Incluso al cabo de los años seguía atormentándome la idea de que el hombre gigantesco, mi padre, la máxima autoridad,  venía casi sin motivo, me sacaba de la cama por la noche y me llevaba a la terraza, y que, por tanto, yo no significaba absolutamente nada para él"

Imagen: Kafka de niño

Zsa Zsa Gabor, la eterna recien casada



No fue una gran actriz de cine y a pesar de ello ha sido toda una celebridad en el mundillo hollywoodiense. Su mejor papel puede que sea aquel en el que encarnaba a Jane Avril, la cantante que era musa de Toulouse-Lautrec, en la película "Moulin-Rouge" (1952) tras la cual hasta el director, John Huston, llegó a decir de ella que era "como actriz, digna de crédito".
 
Pero si por algo se hizo famosa, esta actriz que fue Miss Hungría en su juventud, fue por su vida social y amorosa. Batió el record de Elizabeth Taylor y ha llegado a casarse hasta en nueve ocasiones, con personajes tan dispares como el playboy Porfirio Rubirosa, el gran actor George Sanders (que después se casaría con su hermana) o un poco creíble príncipe con el que se fotografió entre oropeles.

Visto lo visto es innegable que resultaba sincera cuando decía: "Creo en la familia numerosa; toda mujer debería tener como mínimo tres maridos", y claro para conseguir algo así una mujer debe estar siempre muy atenta. Se cuenta que en una revista femenina se realizó una encuesta entre mujeres famosas a la que se proponía la siguiente pregunta: "¿Qué es lo primero que mira en otra mujer?". La sensacional María Callas contestó que eran las manos lo que primero llamaba su atención, Agatha Christie se decantó por su forma de hablar, pero Zsa Zsa Gabor tenía muy claro que lo que lo primero en que se fijaba de una mujer era en su marido.

Tras nueve matrimonios, era una experta en estas lides y tenía algunas cosas claras. Sabía que es importante llegar a un buen acuerdo: "Debo de ser una buena ama de casa, porque cuando me divorcio, siempre me quedo con la casa"

Y por supuesto sabía que no se debe guardar rencor: "Nunca he odiado lo bastante a un hombre como para devolverle sus diamantes".
 
Todo un ejemplo de conciliación post-matrimonial.....